Los Reyes Felipe y Letizia afrontan la última torpeza por el polémico vídeo del monarca emérito, con el que ‘rompen’ y ponen más distancia.
El Rey Juan Carlos y el Rey Felipe, padre e hijo, se enfrentan a un momento delicado de su relación.
Gtres.
El Rey Juan Carlos se empeña en ir por mal camino. El monarca supuestamente libró a su nieto Froilán de la mala vida (dicho por él mismo en sus memorias), pero a él ¿qué? ¿A él quién le ayuda? Desde aquí lanzamos un SOS: Salven al Rey emérito de sí mismo.
El Rey Juan Carlos I ha grabado un vídeo con la bandera de España de fondo pidiendo apoyo al Rey Felipe VI.
Redes sociales.
El vídeo que ha publicado el emérito seguramente ya es el peor mensaje de su historia. Lo lanzó para promocionar su libro, Reconciliación, que sale en España el 3 de diciembre, y ‘de paso’ animar a los jóvenes a apoyar a su hijo, el Rey Felipe, en “el difícil trabajo de unir a los españoles”. Pésima ejecución, mensaje dudoso, tremendo todo.
La reveladora reacción de Irene Rosales ante la entrevista más esperada de Kiko Rivera en televisión tras su ruptura
Parece que Don Juan Carlos pretendía ayudar a su hijo, pero nada más lejos de la realidad. Tanto que la Casa Real, que hasta la fecha había mantenido el silencio ante todas sus acciones, ahora ha decidido salir al ruedo e ir directa al toro. El Rey Felipe ha dicho basta. Hasta aquí.
La contundente reacción de Zarzuela al vídeo del Rey Juan Carlos: “Ni oportuno ni necesario”
Fuentes de La Zarzuela han asegurado a SEMANA que no tenían conocimiento previo de que se había realizado este vídeo, que no entendían su finalidad y, esto es lo mejor, que no lo ven “ni oportuno ni necesario”.
El periodista francés Stéphane Bern junto al Rey Juan Carlos y la escritora Laurence Debray en Abu Dabi.
@stephane.bern.officiel
Vamos, que Don Juan Carlos va por libre. Está retirado, pero todavía conserva las ínfulas de “jefe”. Por cierto, así le llaman sus íntimos, incluso su hijo Felipe. Y esto al final acaba confundiendo. Se acostumbró al poder durante casi 40 años y le malacostumbramos todos a base de discreción y de reírle las gracias.
Pero no, Don Juan Carlos no le hace ningún favor al Rey Felipe con esto. Podía haber elegido el camino de la lealtad sincera del que nada exige, pero prefiere alzar la voz. Y el resultado es catastrófico. Para todo el mundo. Hay personas a las que les favorece el silencio, y no porque estén como ausentes…
El Rey Juan Carlos durante su entrevista en la cadena France 3.
France 3.
El sonrojo que provoca ver al Rey emérito sentado ante un croma con la bandera de España es brutal. Se dirige a la cámara con el tono y el estilo que empleaba cuando entraba en todos los hogares cada 24 de diciembre para dar el Mensaje de Navidad.
Entonces era líder de audiencia, pero esto no es La Zarzuela. Aquí nos encontramos en un entorno que no es físico, sino indeterminado, que está en el aire, suspendido en el ondear digital de la bandera a su espalda. Que no existe, como el pueblo de Comala de Pedro Páramo.
No sabemos a ciencia cierta dónde se grabó el mensaje ni cuándo. Y menos aún sus intenciones. ¿Vender su libro? De acuerdo, pero entonces ¿qué sentido tiene rodearse de ese imaginario pseudo institucional?
Don Juan Carlos se apropia de símbolos que ya no le pertenecen a él, al menos no así, confundiendo, mezclando churras con merinas. Esto me trae a la memoria aquel cumpleaños que celebró en Abu Dabi cortando con un sable árabe una tarta cubierta con fondant de bandera española.
El Rey Juan Carlos I, durante el concierto de la Escuela Superior de Música, el 2 de noviembre de 2018, en Madrid.
Gtres.
En su mensaje teme que los jóvenes no sepan de su “legado” a causa de las “distorsiones interesadas”. Qué poco confía entonces en las nuevas generaciones, qué visión tan simple, qué poco conoce en el fondo a ‘su’ pueblo. No, así no le hace un favor a nadie, y menos a su hijo.
¿A quién se le ocurrió la idea del vídeo? A él mismo, sin duda. ¿Pero no hubo nadie, ningún amigo o colaborador que lo frenara?
Los complicados últimos años del Rey Juan Carlos: autoexilio, descrédito y distanciamiento con su familia
En sus últimos años, Juan Carlos I insiste en enviarnos un mensaje de autoafirmación constante desde su retiro en Emiratos Árabes. Y la cosa ha ido a más tras abordar unas memorias, tituladas Reconciliación para más inri. Juan Carlos no quiere ser emérito, no quiere estar tranquilo y callado. Él no se calla… y así continúa alimentando su propia quimera. Él quiere estar ahí, seguir en la brecha, dar de qué hablar. Importar.
El Rey Juan Carlos en la entrega de los premios del Campeonato Mundial en el Real Club Naútico de Sanxenxo. Esta cita coincidió con el fin de semana tras la publicación de sus memorias en Francia.
GJLD / GTRES
Esto no invalidaría reconocer lo positivo que hizo en su momento si no fuera por la decadencia manifiesta en la que se ha sumido. Una muy dorada, de viento en popa a toda vela, pero agitada por vientos huracanados y Martinis.
A los 87 años debe ser difícil envejecer tan lejos de casa, de los tuyos, de tu mundo, y con el honor dañado. Complicado acordarte de los laureles del pasado mirando unos olivos de raíz española y trasplantados en tierra extraña, en el jardín de la mansión en la que vive en Abu Dabi. Qué le va a hacer si él nació en el Mediterráneo… Allí le acompaña un loro mudo como mascota (también lo dice en su obra) y no puedo evitar que esta imagen me persiga.
Stéphane Bern entrevistando al Rey Juan Carlos para la televisión francesa en su residencia de Abu Dabi.
Foto: @stephane.bern.officiel
En la entrevista concedida a France 3, sentado en un salón de su casa decorado estilo Airbnb, dice que echa de menos España, su olor, sus paisajes, los toros, el flamenco, la gastronomía… Podría haber sumado algún otro tópico español, pero parece que no se ha dejado ninguno en el tintero. Que ansía volver a España, claro.
Dice que quiere que le llamen Rey Padre. Que lo de emérito no le gusta. Y entonces volvemos la mirada hacia Felipe VI. Menudo trago. Unas horas después de la salida del vídeo,los Reyes han reaparecido para inaugurar una exposición sobre la Reina Victoria Eugenia, “Ena”, en la Galería de las Colecciones Reales en Madrid. La esposa del Rey Alfonso XIII también fue otra de las damnificadas por el ‘gen Borbón’.
Los Reyes Felipe y Letizia inauguran la exposición sobre la Reina Victoria Eugenia en la Galería de Colecciones Reales.
Gtres.
Aquella soberana, que hoy revive en una exitosa serie en TVE, fue la madrina de bautismo del Rey Felipe. Interesante observar al monarca contemplando los objetos personales de su bisabuela. A su lado, la Reina Letizia, vestida con un sobrio traje de tweed, como testigo de un suegro que ha destapado sus desavenencias en las aireadas memorias.
El Rey Felipe VI y la Reina Letizia pasean por la exposición de Victoria Eugenia; el soberano, con gesto serio.
Gtres
En sus rostros ni una señal ni un gesto, actitud regia frente al vendaval. Quizás algo más de seriedad. Desde hace tiempo, los Reyes se afanan en su trabajo de manera ejemplar mientras lidian con la figura de un antecesor que hace todo lo posible por volverse incómodo y dar la nota.
La conversación pendiente de dos Reyes frente a frente en El Pardo
La clave está en la reciente celebración del 50º aniversario de la Monarquía en España, de cuyos actos institucionales el Rey Juan Carlos fue excluido, a pesar de haber liderado 39 de ellos. Esto le dolió, según han reconocido sus allegados. El premio de consolación fue ser invitado al almuerzo “privado” que tuvo lugar en el palacio de El Pardo al día siguiente. ¿Qué hablaron allí dentro padre e hijo? No se sabe, pero ahora el Rey Padre se ha revuelto, ¡y cómo!
Don Juan Carlos y el Rey Felipe el día de la abdicación del monarca emérito, en junio de 2014.
Gtres.
El vídeo no mató a la estrella de la radio, como reza la famosa canción, sino los últimos vestigios del prestigio del otrora monarca. ¿Qué perfil tienen los juancarlistas del siglo XXI? ¿Alguien que mira por la Corona, que quiere proteger al Rey Felipe y por ende a su nieta y futura Reina Leonor, puede justificar esta acción?
El gran desafío de la discreción, de echarse a un lado para favorecer el nuevo reinado, que el propio Juan Carlos mantiene como argumento tras su abdicación en 2014, resulta que es otra ficción. El Rey Juan Carlos está desubicado, o desenfocado. 
El Rey Juan Carlos, en los toros, una de sus grandes aficiones.
Gtres.
El Rey Juan Carlos ha puenteado a su hijo, el Rey Felipe, actual jefe de Estado de España. Los más maliciosos podrán decir que el emérito hizo lo mismo con su padre, Don Juan. Sí, el Rey Juan Carlos se empeña en ir por mal camino. Cuando Dorothy recorrió tan alegre el camino de baldosas amarillas hasta Oz solo fue para descubrir que el mago era un fraude.
