a vida a menudo tiene sus propias formas de reescribir nuestros planes, y la historia de Jessie J, cuyo nombre real es Jessica Cornish, es un ejemplo de resiliencia frente a lo inesperado. La aclamada cantautora, que se preparaba para lanzar su primer álbum en ocho años en un momento que describió como su mejor etapa personal —con un nuevo amor y la llegada de su hijo Sky—, se encontró de golpe con el diagnóstico más inesperado: cáncer de mama.
La noticia llegó el 28 de marzo, apenas un día después de su cumpleaños, y a tan solo dos semanas del lanzamiento de su esperado disco. La artista ha relatado la crudeza del momento en su entrevista más franca con The Guardian. Jessie J pensó que la vida le sonreía por completo. Había trabajado en un disco catártico donde, con la honestidad que la caracteriza, abordaba temas como la endometriosis, abortos espontáneos, relaciones dolorosas y otras batallas personales. Pero el destino tenía una prueba más para ella.
El momento del diagnóstico fue como una escena sacada de una película: “Estábamos a dos semanas de lanzar esto después de ocho años sin álbum y cuatro años sin sencillo”, relata la artista. Recuerda el mensaje de su doctora: “¿Estás libre a las seis?”. Pensando que no sería nada, se conectó a una reunión por Zoom, hasta que escuchó ese tono que nadie quiere oír. “Y ella me dijo: ‘¿Estás sentada?’. ¿Conoces ese tono triste que usan? Y me dijo: ‘Lo siento muchísimo, pero los resultados de tus pruebas han revelado células cancerosas de alto grado'”.
Al principio, la cantante sintió que el diagnóstico era “demasiado incómodo” de aceptar con tanto trabajo por delante y se aferró a una promesa inquebrantable que le da la maternidad. “No puedo morir porque mi hijo me necesita”, se dijo a sí misma.
“Te sientes en un episodio de Black Mirror”
Tras mantener la enfermedad en secreto durante la promoción de los primeros sencillos de su álbum, lo hizo público un mes después y, en julio, se sometió a una mastectomía. La experiencia de la cirugía, aunque necesaria, le resultó escalofriante y, a la vez, extrañamente absurda. “Odio que me anestesian”, confesó. Describió el proceso de caminar hacia el quirófano con detalle: “Te bajan caminando. Cuando te operan de urgencia, te acuestas en una cama, pero esta vez bajé caminando con una bata y el trasero al aire. Te sientes como en un episodio de Black Mirror“.
La valentía de Jessie J se forjó a través de un historial de problemas de salud que siempre han coincidido con momentos cruciales de su carrera: un síndrome cardíaco en la infancia, un derrame cerebral a los 17, y un accidente en 2020 que la dejó sin poder cantar por un año. Lejos de definirla, estas luchas la han fortalecido. “Me han hecho vivir más, comer mejor, hacer más ejercicio. Me han hecho vivir el momento”, afirmó. Un carácter que, según ella, se debe al apoyo de sus padres, que “siempre hicieron un gran esfuerzo para que no fuera el factor decisivo en mi vida y para que mis peores días no me definieran como persona. Eso fue increíble y ha perdurado hasta ahora”.
El reto de la recuperación y la fuerza de Sky
Apenas seis semanas después de la operación, la cantante tuvo que volver al hospital por una infección y líquido en los pulmones, aunque afortunadamente, no era un coágulo pulmonar. “La recuperación física está lejos de ser rápida o fácil, y mentalmente ha sido el momento más desafiante para mí”, reconocía en sus redes.
Ser madre del pequeño Sky, que ya tiene poco más de un año, añade un desafío extra: “Ser mamá con un bebé pequeño y no poder ser la madre que suelo ser ha sido especialmente duro”. Aun así, su hijo y su pareja, el jugador de baloncesto Chanan Colman, con quienes vive en Reino Unido, son su motor. “Nunca he amado tanto”, afirma. La artista asumió la posibilidad de que la enfermedad regrese, pero su elección es clara: centrarse en la vida. “Estoy eligiendo continuar”. Solo espera que no vuelva. “Y si lo hace, ya nos ocuparemos de eso cuando llegue el momento”.
Su álbum más personal
Su nuevo disco es un espejo de su alma, transformando el dolor en música, desde su ruptura más dolorosa, incluida su relación con Channing Tatum, hasta el suicidio de su amigo y guardaespaldas, Dave Last, y el aborto espontáneo que sufrió en 2021 mientras intentaba ser madre por fecundación in vitro.
La canción “I Don’t Care” termina con un monólogo que es un grito de liberación: “Brindemos por nosotras y por quienes aún encuentran el coraje para alejarse de los manipuladores, los abusadores y los narcisistas”. Preguntada por la identidad de estas personas, Jessie J fue directa: “Son los hombres en mi carrera y en mi vida que me han llamado difícil porque soy una persona fuerte que entiende quién soy”. Un mensaje poderoso de una mujer que ha aprendido a escuchar a su cuerpo: “Mi cuerpo y mi sistema inmune me han dicho: ‘Siéntate, idiota’”.
A pesar de los desafíos, Jessie J sigue demostrando su fortaleza: “Esta no es una recuperación rápida. Y no debería serlo”, enviando un recordatorio de que la verdadera fuerza reside en respetar el proceso.
