
El 6 de diciembre no fue este año una simple conmemoración institucional. El 47 aniversario de la Constitución española se convirtió en un campo de batalla político, moral y simbólico, donde se cruzaron acusaciones de corrupción, denuncias sobre la privatización de la sanidad, reproches sobre la deriva autoritaria, cuestionamientos a la Transición y un choque frontal entre dos concepciones opuestas de país.
Pedro Sánchez aprovechó el acto solemne para lanzar lo que muchos ya califican como un golpe maestro contra el bloque constitucionalista clásico, mientras desde la oposición se le acusaba de ser el presidente que más ha atacado la Carta Magna en casi medio siglo de democracia. En paralelo, la figura de Isabel Díaz Ayuso salió especialmente dañada por las denuncias sobre el modelo sanitario madrileño, convertido en símbolo del enfrentamiento entre negocio y derecho a la salud.
EL DISCURSO DE SÁNCHEZ: “NO ES ESPAÑA LA QUE SE ROMPE, ES LA DERECHA LA QUE EXPLOTA EL MIEDO”
Desde la tribuna parlamentaria, el presidente del Gobierno respondió con dureza a lo que definió como “la letanía de los profetas del desastre”, aquellos que repiten —según dijo— que España camina hacia una dictadura, hacia la ruina económica y hacia la ruptura territorial.
Sánchez trazó una línea clara:
—“Decir sí a la Transición, decir sí a la nación española y sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho y de lo que nos queda por hacer”.
Frente al relato catastrofista, el presidente defendió que España vive uno de sus mejores momentos de la historia democrática, con récords de empleo, refuerzo del Estado del bienestar y un sistema autonómico respaldado con más de 300.000 millones de euros adicionales respecto a gobiernos anteriores.
Y lanzó una de las frases más contundentes del día:
—“Resulta paradójico que quienes hablan de dictadura sean nostálgicos de la dictadura o pacten con ellos”.

EL CHOQUE FRONTAL: ¿QUIÉN ATACA REALMENTE LA CONSTITUCIÓN?
La oposición no tardó en responder. Desde el Partido Popular se sostuvo que el Gobierno de Sánchez es el que más ha vulnerado la Constitución desde 1978, atacando la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la neutralidad institucional.
Para el PP, el PSOE ha dejado de ser constitucionalista.
—“Somos el único partido constitucionalista que queda en España”, se escuchó desde sus filas.
La acusación es doble: por un lado, Sánchez rompería el consenso del 78 con sus socios independentistas; por otro, estaría utilizando la Constitución como instrumento político al tiempo que, según el PP, la vacía de contenido.
EL CORAZÓN DEL CONFLICTO: SANIDAD, ARTÍCULO 43 Y EL MODELO AYUSO
Si hubo un eje que atravesó gran parte del debate fue la sanidad pública. El artículo 43 de la Constitución, que consagra el derecho a la protección de la salud, se convirtió en el arma política más afilada contra los gobiernos autonómicos del Partido Popular, especialmente el de Madrid.
Pedro Sánchez fue tajante:
—“El artículo 43 consagra el derecho a la salud pública, no el negocio de unos pocos”.
El presidente anunció que el Gobierno utilizará todas las herramientas del Estado de derecho para impedir que la sanidad pública se convierta en un mercado, en clara alusión al modelo de privatización impulsado en la Comunidad de Madrid.
Y fue más lejos:
—“Cualquier persona que utilice la sanidad para hacer negocio y haga prevalecer una vida sobre otra tendrá una respuesta contundente”.
EL CASO RIBERA, QUIRÓN Y EL FLUJO DE PACIENTES
Las cifras fueron demoledoras. Según los datos citados en el debate:
La Paz pierde 50.000 pacientes.
La Fundación Jiménez Díaz gana 85.000.
El Hospital de Torrejón gana 25.000.
Detrás de ese flujo, según se denunció, están 5.000 millones de euros destinados a Quirón y cientos de millones al hospital gestionado por Ribera Salud. Para el Gobierno y para buena parte de la izquierda, no es un fallo puntual: es el modelo estructural del Partido Popular.
Isabel Díaz Ayuso quedó así directamente señalada. Ya no como una gestora discutida, sino como la representante política de un sistema que traslada pacientes de lo público a lo privado con dinero de todos.
ESCOLAR, TELLADO Y EL DERRUMBE DEL RELATO CONSERVADOR
El choque dialéctico subió de intensidad cuando Ignacio Escolar irrumpió en la escena mediática desmontando, punto por punto, los argumentos del bloque conservador. Sus análisis, ampliamente compartidos, dejaron en evidencia las contradicciones del discurso del PP: celebrar los buenos datos de empleo en las comunidades que gobierna mientras se anuncia la quiebra de España desde Madrid.
Tellado intentó resistir el embate acusando al Gobierno de degradar las instituciones. Pero el contraataque ya estaba desplegado: la derecha habla de Constitución mientras impulsa privatizaciones que vacían de contenido derechos fundamentales.
AYUSO CONTRA LAS CUERDAS: ENTRE SANIDAD, VIVIENDA Y EDUCACIÓN
El discurso contra la presidenta madrileña fue especialmente duro. Se le acusó de vulnerar al menos tres artículos clave de la Constitución:
Artículo 43: Derecho a la salud.
Artículo 47: Derecho a la vivienda.
Artículo 27: Derecho a la educación.
Según se denunció, las privatizaciones, los recortes, las listas de espera y la especulación inmobiliaria convierten estos derechos en privilegios de mercado.
La imagen de Ayuso, hasta ahora blindada por su electorado, salió del 6 de diciembre seriamente deteriorada en el plano simbólico: de icono de la confrontación a símbolo del cuestionamiento al Estado social.

PODEMOS, LA TRANSICIÓN Y LA SOMBRA DEL FRANQUISMO
Desde Podemos se ofreció una lectura mucho más crítica del propio pacto constitucional. Para esta formación, el problema ya no es solo el cumplimiento de la Constitución, sino las enormes limitaciones con las que nació en 1978.
Se recordó que:
Franco murió en noviembre de 1975.
La Constitución no se aprobó hasta finales de 1978.
Durante esos tres años hubo represión, muertos en manifestaciones y continuidad de estructuras del régimen.
Y se lanzó una afirmación demoledora:
—“Juan Carlos I jamás juró la Constitución española. Juró las leyes fundamentales del franquismo”.
LA LEY DE AMNISTÍA Y EL PECADO ORIGINAL DEL SISTEMA
Uno de los momentos más duros del análisis fue el de la Ley de Amnistía, presentada como una ley de punto final que terminó blindando crímenes del régimen franquista.
Se recordó que la izquierda apoyó la amnistía para liberar presos políticos, pero que posteriormente fue reinterpretada para impedir juzgar la tortura, la represión y los crímenes de la dictadura. El caso de Billy el Niño, que murió con medalla pensionada, fue utilizado como ejemplo del fracaso moral del sistema.
EL PODER JUDICIAL, LA AUDIENCIA NACIONAL Y LA HERENCIA FRANQUISTA
Otro de los grandes ejes del debate fue el poder judicial. Se recordó cómo el Tribunal de Orden Público se transformó sin ruptura real en la Audiencia Nacional, manteniendo parte de las estructuras de control del régimen anterior.
La tesis es clara:
—La Transición fue pactada, sí. Pero no hubo una verdadera depuración de las estructuras del Estado.
Esto explicaría, según esta visión crítica, muchas de las tensiones actuales: desde el bloqueo institucional hasta la crisis de legitimidad del sistema.
EL TABÚ DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL
Quizá uno de los puntos más reveladores fue el de la imposibilidad de reformar la Constitución. Mientras Alemania ha reformado su Ley Fundamental en 62 ocasiones, España apenas ha realizado reformas puntuales, muchas de ellas impuestas por Europa.
La conclusión es inquietante:
—La Constitución sigue siendo formalmente válida, pero cada vez está más desconectada de la realidad social.
Derechos como la vivienda, la regulación del decreto ley, la sucesión en la Corona o la organización territorial siguen anclados en decisiones tomadas a toda prisa en los años setenta.
MONARQUÍA, LEGITIMIDAD Y SOBERANÍA POPULAR
El debate alcanzó su punto más profundo al abordar la cuestión monárquica. Según esta lectura crítica, el principio monárquico fue previo al principio de legitimidad democrática. Primero llegó la monarquía, luego la Constitución.
Esa inversión histórica explicaría, según los analistas, por qué la Constitución no se reforma: porque tocarla implica tocar la Corona.
DOS ESPAÑAS, DOS LECTURAS DE LA DEMOCRACIA
El 47 aniversario de la Constitución dejó dos relatos irreconciliables:
Para el Gobierno: España avanza, se fortalece el Estado social, se amplían derechos y se combate la privatización.
Para la oposición: España se degrada institucionalmente, se rompe la separación de poderes y se vulnera la Constitución cada día.
Y para una parte de la izquierda: ni una cosa ni la otra es suficiente, porque el sistema arrastra aún las hipotecas del franquismo.
CONCLUSIÓN: UNA CONSTITUCIÓN ENTRE EL ORGULLO Y LA SOSPECHA
El 6 de diciembre ya no es solo una fecha de celebración. Es una fecha de confrontación ideológica, donde se enfrentan tres proyectos de país:
Entre la sanidad convertida en negocio, la vivienda inaccesible, la educación tensionada y un poder judicial en disputa, la Constitución cumple 47 años más cuestionada que nunca, pero también más central en la batalla política que nunca.
Y quizá esa sea la paradoja definitiva:
Nunca se habló tanto de la Constitución… precisamente cuando más se duda de su capacidad para contener a una España que ha cambiado por completo.