“Demuestra el arte que tenéis”.

Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, se convirtió en protagonista de la actualidad política y mediática este martes tras pronunciar una frase que, aunque pretendía ser una broma, terminó por desatar una polémica nacional: “los andaluces no saben contar”.

El comentario, realizado durante la tradicional cena navideña del PP en Madrid, buscaba ensalzar las virtudes de Galicia, la tierra natal de Feijóo, pero rápidamente se volvió en su contra, generando una oleada de críticas y respuestas por parte de personalidades andaluzas y figuras de la cultura con raíces en Andalucía.

La frase de Feijóo, lejos de quedar como una simple ocurrencia festiva, fue interpretada por muchos como una muestra de los estereotipos y prejuicios que, históricamente, han afectado a Andalucía en el discurso político y social español.

La reacción no se hizo esperar: artistas como Pablo Alborán y Alejandro Sanz, ambos con fuertes vínculos con la región, se sumaron a la ola de indignación, utilizando sus redes sociales para reivindicar el orgullo andaluz y rechazar cualquier tipo de menosprecio.

Alejandro Sanz, en particular, respondió con ironía y sentido del humor: “Un dos tres, cuatro cinco seis, siete ocho, nueve diez.

Un dos. Así se cuenta en Andalucía”, escribió en su cuenta de X, recordando que, aunque se crió en el barrio madrileño de Moratalaz, sus raíces familiares están en Algeciras, Cádiz.

El comentario de Sanz no solo sirvió para desactivar la tensión, sino que también puso de manifiesto el profundo arraigo de la identidad andaluza en la cultura española y la sensibilidad existente ante cualquier intento de menosprecio.

La polémica se amplificó aún más con la intervención de otros referentes culturales y políticos.

Pablo Alborán, uno de los artistas más internacionales de Málaga, también se posicionó en defensa de su tierra, mientras que Ramón Espinar, exdirigente de Podemos, ironizó sobre Feijóo diciendo que “tiene menos luces que las Cuevas de Nerja”.

Las redes sociales se convirtieron en el escenario principal de la controversia, con miles de mensajes de apoyo a Andalucía y críticas al líder del PP por su falta de tacto y sensibilidad.

Ante la magnitud del revuelo, Feijóo optó por rectificar públicamente dos días después, aprovechando una publicación del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Moreno había compartido un video en el que los parlamentarios populares cantaban el famoso villancico “Los peces en el río” para celebrar la aprobación de los Presupuestos para 2026 y dar la bienvenida a la Navidad. Feijóo, en un gesto conciliador, respondió: “Juanma, el villancico demuestra que sabéis cantar.

Que aprobéis los Presupuestos demuestra que sabéis CONTAR”, haciendo una referencia explícita a su polémica frase del martes.

El líder popular intentó zanjar la polémica rematando su mensaje con otra alusión al “arte” andaluz: “La forma en la que habéis recibido en Andalucía una broma hecha por un gallego en una cena de Navidad en Madrid demuestra el arte que tenéis”.

Con esta rectificación, Feijóo buscó suavizar el impacto de sus palabras y apelar al sentido del humor y la capacidad de Andalucía para transformar la polémica en una oportunidad de reivindicación cultural.

Sin embargo, la rectificación no logró disipar del todo el malestar generado.

Para muchos andaluces, la broma de Feijóo fue un ejemplo más de la tendencia recurrente en la política española a recurrir a estereotipos y clichés sobre ciertas regiones, perpetuando una imagen que consideran injusta y discriminatoria.

Andalucía, a lo largo de la historia, ha sido objeto de chistes sobre su acento, su nivel educativo o su capacidad intelectual, lo que ha alimentado un imaginario colectivo que, aunque cada vez más contestado, sigue presente en la vida pública.

La polémica revela, además, la importancia de la palabra en la política contemporánea.

Los líderes políticos, en un contexto de comunicación instantánea y redes sociales, deben medir cuidadosamente sus intervenciones, conscientes de que cualquier comentario puede ser amplificado y reinterpretado por millones de personas.

El episodio de Feijóo es un recordatorio de que el humor en política tiene límites, especialmente cuando se trata de cuestiones identitarias y territoriales que tocan la sensibilidad de amplios sectores de la ciudadanía.

Por otro lado, la respuesta de figuras como Alejandro Sanz y Pablo Alborán demuestra el papel fundamental de la cultura en la defensa de la identidad regional y en la construcción de un relato inclusivo y respetuoso.

Los artistas, por su capacidad de influencia y su conexión emocional con el público, se convierten en portavoces de la dignidad de sus tierras y en agentes de cambio social.

Su intervención en esta polémica ha servido para reivindicar el orgullo andaluz y para recordar que la diversidad territorial es uno de los grandes valores de España.

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La reacción de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y miembro del mismo partido que Feijóo, también merece ser destacada.

Moreno, lejos de alimentar la polémica, optó por celebrar la gestión de su gobierno y el espíritu navideño, mostrando una actitud conciliadora y constructiva.

Su publicación en X, acompañada del villancico y la referencia a la aprobación de los Presupuestos, fue interpretada por muchos como una muestra de liderazgo y capacidad para transformar la controversia en una oportunidad de unidad y celebración.

En el fondo, el episodio pone de manifiesto la necesidad de avanzar hacia una política más sensible, inclusiva y respetuosa con la diversidad territorial.

Los líderes políticos tienen la responsabilidad de promover el entendimiento y el respeto mutuo, evitando caer en la tentación de recurrir a estereotipos que solo sirven para dividir y perpetuar viejas heridas.

Andalucía, con su riqueza cultural, histórica y humana, merece ser reconocida y valorada en igualdad de condiciones, y el conjunto de la sociedad española debe asumir el reto de construir un país donde la diversidad sea motivo de orgullo y no de burla.

La crisis generada por el comentario de Feijóo y la posterior reacción de sus colaboradores ha puesto de manifiesto la importancia de la empatía y la capacidad de rectificación en la política actual.

Aunque el líder popular intentó cerrar la polémica con humor y reconocimiento, el episodio ha servido para recordar que las palabras tienen consecuencias y que el respeto a la dignidad de todas las regiones es un principio fundamental en la construcción de una España plural y democrática.

En definitiva, la polémica de Feijóo y Andalucía es mucho más que una anécdota navideña.

Es una invitación a la reflexión colectiva sobre el papel de la política y la cultura en la defensa de la igualdad y el respeto, y un recordatorio de que los estereotipos y prejuicios deben ser combatidos con inteligencia, sensibilidad y sentido común.

Andalucía, una vez más, ha demostrado su capacidad para transformar la adversidad en arte y reivindicación, y la política española tiene ante sí el reto de aprender de sus errores y avanzar hacia un futuro más justo y respetuoso para todos.